La madrugada del 8 de enero de 2016 fue un punto clave para la historia del Cártel de Sinaloa. Más allá de los movimientos que hubo al interior de la organización para compensar la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán, hay testimonios que revelaron las estrategias que este grupo delictivo puso en marcha para mantener su poderío al norte del país.
ASÍ RECLUTÓ EL CÁRTEL DE SINALOA A “SOLDADOS” DE LA MS-13 PARA COMBATIR A LOS ZETAS
Una reciente investigación de Univisión, dio a conocer que los altos mandos del Cártel de Sinaloa acudieron a pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS-13) para sostener su conflicto armado en contra de Los Zetas.
Pedro, como fue identificado un integrante de la MS-13 entrevistado por Alvarado, expuso que unas semanas después de la detención del “Chapo” en Los Mochis, el grupo pandillero recibió una solicitud de apoyo, en Los Ángeles, para engrosar las filas de sicarios del CDS.
“‘El Chapo’ le mandó un comunicado a la Mara en Los Ángeles de que él ocupaba, se podría decir, apoyo para que le hiciéramos frente a lo que es el cártel de Los Zetas, porque ya estaban fuera de control”, mencionó Pedro.
Para ese entonces, la estructura criminal de la última letra mantenía su presencia principalmente en Tamaulipas por medio de varias escisiones, pues las capturas de Miguel Ángel y Óscar Omar Treviño Morales —en 2013 y 2015 respectivamente— causaron una importante fractura en el grupo.
Según los testimonios de Pedro, alrededor de 25 integrantes de la MS-13 aceptaron la invitación del “Chapo” y fueron trasladados a un terreno en Sinaloa para recibir entrenamiento paramilitar a cargo de nada menos que un exintegrante de la Marina de Estados Unidos.
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“Te enseñan desde el principio, desde cero, de no saber nada, hasta resistencia, cómo armar y desarmar un arma, combate cuerpo a cuerpo, natación, o sea, te enseñan todo lo que debe de saber un marine”, dijo el pandillero respecto a la instrucción castrense que el cártel se encargó de proveerles durante cerca de dos meses a principios de 2016.
Aunque el comunicado del “Chapo” habría llegado a Los Ángeles, la mayoría de “maras” que se sumaron a la atroz misión provinieron de Centroamérica, de acuerdo con la entrevista. La intención de esto era formar un equipo que fuera capaz de realizar una “limpia” de Los Zetas en al menos tres estados: Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León.
El método con el que este recién creado grupo de pistoleros trabajaba consistía en dos fases. Primero, un equipo de inteligencia recorría las zonas en las que se pretendía confrontar a Los Zetas. Una vez que analizaban el comportamiento de las plazas, los sicarios entraban a escena.
“Se dio la orden de primero acabar una parte y dejar limpio ahí y mantener el orden. Y después estudiar otro pedazo de terreno. Y así poco a poco se fue dando”, narró Pedro, quien detalló que dicha “guerra” tuvo una duración aproximada de seis meses.
Como acostumbran los grupos criminales, el Cártel de Sinaloa se encargó de entregarles el armamento y todo el equipo necesario para sus violentas incursiones. “Yo traía una [pistola] Glock 40, mi [rifle] M-16 y un chaleco. Prácticamente como un militar, todo de camuflaje”, añadió el pandillero.
Y aunque el Cártel de Sinaloa no es la única organización criminal mexicana con la que la MS-13 ha establecido vínculos, Pedro reconoció que esa sigue siendo su alianza más fuerte e incluso denominó al grupo salvadoreño como “el brazo armado” de dicho cártel en Los Ángeles, pues son “los soldados, los que cuidan la mercancía [y se encargan de que] llegue a su destino sin ningún contratiempo”.