Cómo el temido Tren de Aragua logró expandir sus tentáculos por América Latina

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Cómo el temido Tren de Aragua logró expandir sus tentáculos por América Latina
Cómo el temido Tren de Aragua logró expandir sus tentáculos por América Latina

LAS FUERZAS DE SEGURIDAD DE VENEZUELA NO HAN PODIDO FRENAR LA EXPANSIÓN DE LA BANDA CRIMINAL

El pasado miércoles en la madrugada, las fuerzas militares y de policía venezolanas ingresaron con 11 mil efectivos a la cárcel de Tocorón, ubicada a unos 140 kilómetros al suroeste de Caracas, donde el Tren de Aragua tiene su centro de operaciones. Aquí te contamos cómo este poderoso grupo delincuencial expandió su red desde esa cárcel.

Si el Tren de Aragua fuera un «ferrocarril», su estación central estaría en Venezuela y recorrería «Colombia, Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, y posiblemente Estados Unidos». La periodista e investigadora venezolana Ronna Rísquez emplea esta alegoría para ilustrar el alcance de las actividades delictivas de esta banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina.

Como parte de su investigación, Rísquez se hizo pasar por familiar de un recluso para entrar en Tocorón, la cárcel donde surgió el grupo criminal y desde donde opera uno de sus principales líderes en Aragua, una provincia ubicada en el centro norte de Venezuela, a unos 60 kilómetros de Caracas.

En su visita descubrió que Tocorón dispone de discoteca, piscina, parque infantil, casino, restaurantes con terrazas, bares, licorerías, cajeros automáticos e incluso un zoológico que exhibe jaguares, pumas y avestruces, privilegios financiados con el dinero obtenido por actividades criminales.

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Los primeros extorsionados son los reos. Se estima que la cárcel de Tocorón, conocida por la población penitenciaria como la «Casa Grande», alberga aproximadamente 5.000 reclusos. Aunque se desconoce cuántos de ellos pertenecen al Tren de Aragua, Rísquez calcula que la organización podría tener alrededor de 3.000 miembros.

Si cada recluso paga semanalmente una extorsión de US$15, como indicaron sus informantes en Tocorón, la banda puede ganar US$3,6 millones anualmente solo dentro de la prisión.

El Tren de Aragua fue fundado en 2014 por tres delincuentes que convivieron en Tocorón entre 2007 y 2013, el período en el que se consolidó en Venezuela el «pranato», «una forma de gobernanza criminal en la que los presos ejercen control sobre un territorio (la prisión) y una comunidad (la población penal), con la anuencia o la complicidad del Estado». A los jefes de las cárceles en Venezuela se les conoce como «pranes».

Según la investigación de Rísquez, el Tren de Aragua amplió sus fuentes de ingresos a través de un portafolio de al menos 20 delitos, que incluyen extorsión, secuestro, robo, estafa, minería ilegal del oro y contrabando de chatarra, así como homicidios y sicariatos, narcotráfico y lavado de dinero, trata de personas, tráfico de migrantes y la venta de armas a otros grupos criminales de la región.

Rísquez explica cómo un grupo dedicado inicialmente a la extorsión de empresarios en Aragua, se extendió por buena parte de América Latina y es perseguido por las autoridades de Chile, Colombia y Perú, que denuncian la falta de colaboración del gobierno venezolano.

 

¿Cómo el Tren de Aragua se convirtió en una megabanda con operaciones en América Latina?

El Tren de Aragua sale de Venezuela por varias razones. Una de ellas es la emergencia humanitaria compleja que afecta a los venezolanos desde 2015. Fue un estímulo para que muchos emigraran, entre ellos las personas que pertenecían a grupos delictivos.

En ese proceso descubrieron que había rentas ilícitas en las zonas fronterizas que podían ayudarlos a mantenerse en un momento en el que no había recursos ni comida.

Se fueron a los extremos del país, hacia la frontera entre el estado Bolívar y Brasil, entre Táchira y Colombia, a las costas con Aruba, Curazao y Bonaire y a la frontera con Trinidad y Tobago. Se dedicaron a actividades como narcotráfico, tráfico de migrantes, minería ilegal y contrabando de mercancías, inclusive gasolina.

Cuando se dieron cuenta de que podían controlar el paso de mercancía hacia las islas del Caribe, empezaron a sacar droga, cobre, migrantes y mujeres para la explotación sexual. Primero salían a Trinidad, pero no tuvieron posibilidades de expandirse porque los limitaba el idioma y las mafias en esa isla.

En cambio, el grupo que se fue a la zona minera al sur de Venezuela no solo logró instalarse en el cuarto yacimiento de oro más importante del mundo (Las Claritas), sino que además consiguió una salida muy fácil hacia Brasil.

Entonces comenzaron a venderle armas al PCC (Primeiro Comando da Capital), que es el grupo criminal más importante de Brasil. En ese momento, 2017 o 2018, había muchas armas circulando en Venezuela y no se sabía de dónde provenían. En algunos casos se decía que de la propia Fuerza Armada, en otros que venían del exterior.

En todo caso, era muy fácil y barato conseguir armas en Venezuela, venderlas en Brasil era un negocio interesante para ambos. Un fusil AR-15 en Brasil costaba US$20.000, mientras que en Venezuela valía US$5.000. Un informe de la Fiscalía del estado de Roraima (en Brasil, limítrofe con Venezuela) confirma que hay una alianza entre el PCC y el Tren de Aragua.

Después vimos detenciones de miembros de la organización en Colombia y Perú en 2018. Ya para esa fecha estaban en ciertas zonas de Bogotá y comenzaban a bajar por Ecuador hasta Chile.

A partir de 2019, empiezan a controlar las trochas (caminos irregulares) entre Venezuela y Colombia, aprovechando el cierre de la frontera y el paso masivo de venezolanos que estaban huyendo de la situación crítica del país. La banda descubrió que si controlaba esas rutas, dominaba el paso de migrantes, mercancía ilícita y drogas.

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¿Qué impacto tuvo la migración venezolana en la salida del Tren de Aragua hacia otros países?

Se habla mucho de que la migración ayudó a la expansión de este grupo, pero no fue así. No es que el Tren de Aragua se vaya por la migración. Es que ya había empezado a expandirse buscando rentas ilícitas, como otros grupos criminales de la región.

Lo que sí es cierto es que fueron estratégicos al identificar que sus principales víctimas, generadores de renta y promotores o difusores de su marca como grupo criminal poderoso serían los mismos migrantes venezolanos.

Entonces comenzaron a victimizarlos, secuestrarlos, someterlos, extorsionarlos, a cobrarles por pasarlos de un lado a otro, y a explotar a las mujeres sexualmente. Es muy significativo que el Tren de Aragua tenga una presencia importante en las fronteras entre Colombia y Ecuador o entre Chile, Perú y Bolivia.

Encontré testimonios de personas que atravesaron las fronteras de Perú o Chile sin un solo documento de identidad, en unos viajes que organiza la gente del Tren de Aragua. No los detiene la policía.

Sin ser una banda con un poder militar como el de los carteles mexicanos o los grupos colombianos, el Tren de Aragua ha logrado establecer cierta presencia y control a lo largo de Sudamérica. También en Panamá y algunos de sus miembros están en Estados Unidos.