LAS OBRAS CUMBRES DEL GOBIERNO DE ALBERTO FUJIMORI. LA PRIMERA MEDIDA FUE EN LA ECONOMÍA
Cómo se gestó una de las medidas más difíciles del primero gobierno del ‘Héroe Fujimori’
Un 8 de agosto de 1990, el presidente Alberto Fujimori le encomendó al entonces ministro de Economía, Juan Carlos Hurtado Miller, dar el anuncio de las extremas medidas económicas para palear las cuatro cifras de inflación, desabastecimiento, hambruna, escasez de servicios públicos y una larga de lista de etcétera que sacudía al país.
Cuando el ingeniero asumió el poder y planteó la necesidad de imponer el ‘Fujishock’, nadie quería asumir la cartera del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) vaticinando, quizá, la explosión social a asumir. Fujimori pensó primero en el economista Carlos Boloña, pero no acepta el ofrecimiento. Otro que estaba en la lista era Hernando de Soto, asesor económico de la campaña electoral. Sin embargo, Hurtado Miller es quien finalmente acepta el reto de aplicar las medidas, pero, sobre todo, hacer que éstas funcionen y dar un gesto de confianza.
El diagnóstico
Pero para entender el “Fujishock” hay que recordar cuál era el diagnóstico económico del país cuando el ‘Chino’ asume la presidencia.
Todas las empresas habían perdido su capacidad de producción, por lo tanto, no podían saber el costo real de los productos que, durante el primero gobierno de Alan García, fueron subsidiados por el Estado, escondiendo de esta forma el costo real de las mismas.
Las familias habían perdido su capacidad de defensa económica producto del aumento mensual de la inflación. Es decir, los salarios alcanzaban cada vez menos para cubrir la canasta básica familiar. Solo en ese mes de agosto de 1990, la tasa de inflación llegó a 397%.
Tampoco había defensa externa: el Perú había sido tachado por el Banco Mundial y el Fondo Internacional por la decisión de no pagar su deuda externa. No le daban crédito ni salvataje al país. Sumado a eso, el gasto creciente de sus reservas internacionales precisamente para subsidiar los controles de precios de los alimentos.
Y quizá lo más grave: El Estado mismo había perdido su capacidad de gestión, técnica y administración.
Nació en las aulas
Un año antes del “Fujishock”, en 1989, el ministro Hurtado Miller había estado en la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y ahí varios destacados docentes economistas explicaban en clases las medidas que se deberían ejecutar en el Perú para salvarlo del desastre financiero. La situación del país era tal que, incluso, servía como material de estudio en diferentes universidades de la época.
Fujimori tenía un grupo de asesores que no eran partidarios del shock económico, pero que luego con un equipo técnico lograron convencerlo.
La conclusión era una sola: había que hacer una corrección de precios a pesar de lo impopular y del gran golpe que iba a significar para los bolsillos de los peruanos.
Fujimori también había consultado con altos ejecutivos del Fondo Monetario Internacional (FMI) en un viaje a la ciudad de Washington (Estados Unidos) donde también acudieron asesores del MEF. Los directos del FMI respaldaron la decisión del shock como una opción necesaria.
Horas previas
“Fujimori es un hombre muy inteligente, es un matemático (…) y le explicamos que no había ninguna posibilidad de que los precios relativos, en la inflación que estaba, se apoyara en los precios ejes. No hay forma de estabilizar un país si los precios ejes fundamentales no funcionan; y estos precios son los que apoyan los precios relativos que forman los costos de las empresas y forman el ingreso de las personas (…) (Fujimori) lo entendió muy bien y aceptó“, detalló años después Hurtado Miller.
El mismo día señalado para dar el anuncio del paquetazo, hubo una extensa reunión del Consejo de Ministros en Palacio de Gobierno desde las 9 am hasta las 7:30 pm. Hurtado Miller explicó al alcance de las medidas encontrando el desacuerdo de tres ministros de Estado.
Pasado el tiempo, el ministro del MEF acude al canal 5 donde expone el mítico mensaje a la Nación con la conocida frase “Que Dios nos ayude”.
La historia cuenta que dicha frase no fue una improvisación del ministro Miller. Fue recomendada por los asesores de Fujimori y la jerarquía eclesiástica, buscando preparar al país para el impacto inminente.
Dios sí nos ayudó
Al día siguiente del mensaje, el titular del MEF acudiría a la iglesia que dirigía el Monseñor Ricardo Durán Flores en la provincia Constitucional de El Callao, con su esposa e hijo. A la salida de la misa, el monseñor le indicó al ministro si deseaba salir por la puerta de atrás debido a que había una multitud dentro y fuera de la iglesia y no se sabía cuál iba a ser la reacción tras el paquetazo. Sin embargo, el funcionario decidió salir por el portón principal sudando frío.
Días después del shock, varios comercios no abrieron básicamente por el temor a no saber qué precios fijar a sus productos. La incertidumbre reinó por algunos días. Como era de esperarse, los precios subieron, pero los salarios no. Sin embargo, poco a poco las cosas mejoraron.
Con la eliminación de los subsidios al consumo de los precios y unas políticas estrictas de balance fiscal, junto a otras medidas económicas, la tasa promedio de inflación empezó a descender en los siguientes años de forma sostenida.
En 1990, la inflación era de 7.481,7%, bajó a 409,5% en 1991 pasando a 73,5%, 48,6% y 23,7%, en los años 1992, 1993 y 1994, respectivamente.
La recuperación económica se inició con un programa de estabilización que unificó el tipo de cambio en el mercado libre interbancario y eliminó los tipos de cambio diferenciados.
A partir de las reformas de los años noventa, el Banco Central de Reserva (BCR) adoptó una política más disciplinada, logrando autonomía constitucional en 1993.
Previo al anuncio del “fujishock”, el gobierno había elaborado proyectos sociales para mitigar el impacto en las familias más vulnerables, con el apoyo crucial de la iglesia católica. Se estima que se alimentaron a siete millones de personas al día en diversas regiones del país.
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