La pintora y escritora Françoise Gilot murió el pasado martes 6 de junio en un hospital de Nueva York. Tenía 101 años. Algunas de sus pinturas están colgadas en las paredes de instituciones de renombre de la Gran Manzana como el Museo Metropolitano de Arte y el Museo de Arte Moderno, así como en el Centro de Arte Pompidou de París.
SE ENAMORÓ PERDIDAMENTE, PERO LO TERMINÓ ABANDONANDO
La Ministra de Cultura francesa, Rima Abdul Malak, la calificó como “una de las artistas más sorprendentes de su generación”, a propósito de su fallecimiento.
Pero, antes de cobrar tal relevancia, su vida y su carrera fueron eclipsadas por su relación romántica con uno de los artistas más famosos del siglo XX, Pablo Picasso.
“Pablo (Picasso) fue el amor más grande de mi vida, pero había que tomar medidas para protegerse“, dijo Gilot en el libro Artists in Conversation, de Janet Hawley. “Yo lo hice. Me fui antes de que me destruyera”.
Gilot y Picasso estuvieron juntos durante 10 años y tuvieron dos hijos, Paloma y Claude.
De esa relación surgió “Mi vida con Picasso”, un libro de memorias publicado en 1964 en el que describió generosa y amablemente la faceta artística del artista español, pero también abrió la puerta a su vida personal.
Aunque tímidamente, sembró la semilla de una mirada crítica sobre el notorio egocentrismo de Picasso y su crueldad con quienes lo rodeaban.
Un millón de copias fueron vendidas solo en el primer año. El libro molestó tanto a Picasso que no les volvió a hablar nunca ni a ella ni a los hijos de ambos.
Hoy, 50 años después de la muerte del afamado artista, la historia del arte ha cuestionado la división entre su vida y su obra, y varios críticos han defendido que la proeza artística por la que se le alaba es inseparable de la misoginia que mujeres como Gilot sufrieron.
“Las mujeres son máquinas de sufrir”, dijo Picasso en una ocasión.
La relación
Françoise Gilot nació en la pudiente ciudad de Neuilly-sur-Seine, Francia. Tenía 5 años cuando dijo por primera vez que quería ser pintora.
Cuando conoció a Picasso, a los 21, ya se había rebelado contra su padre, que la había hecho estudiar derecho, y se dedicaba por completo al arte. También participaba en la resistencia francesa ocasionalmente y había sido brevemente detenida en una protesta contra la ocupación nazi de París.
Picasso era 40 años mayor que ella.
“Las chicas que se ven como tú nunca podrían ser pintoras”, le dijo esa primera tarde en un café de París.
Gilot fue su pareja, su asistente, su aprendiz y la madre de sus hijos. Picasso la retrató en “La mujer-flor”.
Durante los 10 años de relación, Picasso siguió casado con Olga Khokhlova, una bailarina rusa.
Sobre su amor con Picasso, Gilot le dijo en 2016 al diario The Guardian que “era quizá un amor intelectual, o un amor físico, pero ciertamente no un amor sentimental. Era amor porque teníamos buenas razones, cada uno de nosotros, para admirar al otro”.
Es bien conocido que Gilot fue la única de las mujeres de Picasso que tomó la decisión de dejarlo. La relación se había hecho insostenible.
En una ocasión habían terminado en una pelea física, un momento que Picasso luego describió como uno de sus recuerdos más preciados.
Al terminar su relación, Picasso le dijo: “¿Crees que alguien va a interesarse por ti? Jamás lo harán sólo por ti. Incluso las personas que crees que te aprecian, sólo tendrán una especie de curiosidad por una persona cuya vida rozó la mía tan íntimamente”.
Gilot se encargó de probar que se equivocaba.
El después
Como pintora, desarrolló un estilo propio, más orgánico y menos anguloso que el de Picasso. Cultivó el autorretrato, la naturaleza muerta y los paisajes.
Al terminar la relación, Picasso trató de cerrarle las puertas de las galerías. Gilot se trasladó a Estados Unidos para escapar de su órbita, y pudo seguir exponiendo y vendiendo su obra.
También rehizo su vida personal. Se casó dos veces y dio a luz a otra hija. Recorrió el mundo y publicó varios libros.
Fue directora de arte de la revista Virgina Woolf Quartertly y presidenta del departamento de Bellas Artes de la Universidad del Sur de California.
Un retrato de su hija de 1965, Paloma à la Guitare, se vendió por US$1,3 millones en una subasta en 2021.
Mientras tanto, el papel protagónico de Picasso en la historia del arte ha venido siendo revisado, a propósito de las evidencias de abuso y maltrato a sus múltiples parejas.
Cuatro días antes de la muerte de Gilot, abrió en el Museo de Brooklyn, en Nueva York, una polémica exposición curada por la comediante australiana Hannah Gadsby (famosa por su show en Netflix “Nanette”), que recontextualiza, desde una perspectiva feminista, la obra de Picasso.
La propia nieta de Picasso escribió sobre la relación de su abuelo con las mujeres: “Él las sometió a su sexualidad animal, las domó, las embrujó, las ingirió y las aplastó en su lienzo”.
Gilot fue la única que escapó de ahí y pintó uno propio.