La obsesión por tener un cuerpo musculoso y bien ‘marcado’ puede llegar a afectar la salud física y mental
Hacer ejercicio es bueno porque nos ayuda a fortalecer nuestros músculos, bajar de peso, y sobre todo, mantenernos sanos, evitando sufrir enfermedades cardiorrespiratorias; sin embargo, entrenar demasiado, hacer dietas muy exigentes y obsesionarnos con la forma en cómo vemos nuestro cuerpo podría llegar a convertirse en una enfermedad que ya tiene nombre: vigorexia.
La vigorexia es considerada un trastorno mental que en la mayoría de los casos se presenta en varones entre los 15 y 35 años de edad, y se manifiesta a través del deseo desmedido por exigirle a sus cuerpos una figura soñada y bien ‘marcada’, pero que cada vez que se ponen frente a un espejo se presenta una imagen distorsionada que los hace ver débiles, pequeños, delgados y especialmente, poco masculinos.
¿Cómo darnos cuenta de que la vigorexia ha entrado en nuestras vidas? Especialistas de Lab Nutrition, empresa líder en complementos nutricionales para la salud y el deporte, nos dan a conocer algunos síntomas o señales de personas que podrían padecer este mal:
Baja autoestima:
Las personas con baja autoestima se comparan con los demás y creen que sus músculos no se marcan lo suficiente en semejanza con otros. Se ven flacos y hasta inferiores a quienes los rodean.
Obsesivos con el deporte:
Están muchas horas en el gimnasio levantando pesas, haciendo abdominales o usando la caminadora. Aprovechan todo su tiempo libre y más. Nunca es suficiente para ellos y creen que jamás podrán definir su cuerpo pues siempre tienen un reto más.
Aislamiento social:
Nunca tienen un momento para una reunión familiar, encuentro con los amigos o algún evento social porque siempre están entrenando, y aunque en el gimnasio siempre hay otras personas, solo se relacionan con ellos para hablar de su rutina, pues están pendientes de sus resultados.
Dietas muy estrictas:
Tienen una alimentación muy restringida, cero grasas y azúcares; incluyen en sus dietas muchos hidratos de carbono y proteínas, y no dejan pasar por alto una sola comida. Consumen batidos, huevos, carnes y lácteos en exceso.
Es importante comprender que no todos los cuerpos son iguales y que no siempre lo que ves puede ser real. Recuerda siempre medirte, pesarte y tener la asesoría de un especialista.
