Unos 250 agentes de la División de Investigación de delitos de Alta Complejidad (DIVIAC) y 15 representantes de la Fiscalía intervinieron 13 inmuebles de Lima donde capturaron a ocho presuntos integrantes de “Las Hienas del Norte”. Según las autoridades, la banda se dedica al robo y desmantelamiento de autos.
USABAN UNA COCHERA, UN TALLER Y CASAS PARA ALMACENAR CENTENARES DE PIEZAS QUE VENDÍAN EN LA CAPITAL y PROVINCIAS
En las operaciones se pudo capturar a Pablo Víctor Tantas Botiquín, en un taller del distrito del Rímac, quien es sindicado como el presunto cabecilla de la organización. Asimismo, en el lugar lograron recuperar unos cuatro vehículos que presuntamente habían robado.
También llegaron a una casa situada en San Martín de Porres donde almacenaban cientos de autopartes, algunas con polvo por el tiempo de no moverlas. Este sería solo uno de los lugares donde guardan sus botines, pues también tienen una cochera parar sus propósitos.
Las investigaciones apuntan a que los maleantes operaban desde 2017. Los integrantes conseguían las unidades mediante raqueteos. A estos les quitaban todas las piezas para luego comercializarlas en los mercados negros de la capital, Trujillo, Pucallpa, Huancayo y Huánuco.
Entre los detenidos figuran Oswaldo Rufino Reyes, Fernando Ovalles Chirinos, Julio Toribio Espíritu, William Arévalo Núñez, Óscar Tantas Botiquín, Marco Molero Aragonés y Bryan Sánchez Valverde (a) Bryan. Todos serán investigados por los presuntos delitos contra la tranquilidad pública, extorsión y receptación.
Modus operandi de “Las Hienas”
“Las Hienas” tenían una estructura criminal correctamente jerarquizada. Contaban con desmanteladores, distribuidores y abastecedores. Pablo sería quien coordinaba y dirigía a sus “hienas” para que obtengan de cualquier manera los autos, los mismos que pasaban el procedimiento correspondiente para vender.
Primero identificaban los vehículos estacionados en lugares con poca afluencia de gente o los más fáciles de sustraer. Rompían la chapa de seguridad con violencia y les quitaban timones, flujos, inyectores, bobinas, faros, computadoras, entre otros objetos de valor para sus clientes.
Otro modus operandi era la sesión de vehículos. Los dueños de las unidades coordinaban con los maleantes para denunciar el presunto robo. Luego cobraban el seguro por la reposición de uno nuevo, pero las piezas ya estaban destinadas a ser vendidas también en provincias.
Las diligencias aún siguen su curso para determinar si existen más integrantes de la banda delictiva. Se incautó dinero, documentos y celulares que serán analizados para conocer más detalles de sus operaciones.