El peor error de Cruise y Nicole, “Ojos bien cerrados”

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Tom Cruise y Nicole Kidman
Tom Cruise y Nicole Kidman

Tom Cruise no solo conoce la industria cinematográfica como pocos, también lo que el público desea y sabe cómo hacer una buena película. Después de protagonizar Top Gun, Cocktail y Días de trueno, intentó por todos los medios ser tomado como un artista versátil y se embarcó en proyectos como “Nacido el 4 de Julio” y “Entrevista con un vampiro”.

LA FILMACIÓN FUE LARGA Y EL ACTOR TUVO ÚLCERAS EN EL ESTÓMAGO DEBIDO AL ESTRÉS

Mientras buscaba su identidad como actor, Cruise también buscaba su gran amor. Después de un corto matrimonio con Mimi Rogers y un breve romance con Rebecca de Mornay, conoció a una bellísima australiana de 23 años: Nicole Kidman (quien este lunes 20 de junio celebra sus 54 años

Los convocaron para filmar Días de Trueno. La rubia contó alguna vez que miraba por la ventana de una oficina cuando vio a Cruise bajar de su Porsche. Él comenzó a caminar con la naturalidad de los que son y no se hacen los lindos. Ella no pudo evitar un: “¡Wow!, este hombre no puede ser real”. Cuando los presentaron, su metro ochenta sobresalía claramente sobre el metro setenta del actor, pero a ninguno le importó. Kidman quedó tan impactada que apenas pudo concentrarse. “Acabo de dar la peor prueba de mi vida. Nunca conseguiré el papel”, pensaba al regresar a su casa. Pero no solo consiguió el trabajo; también un gran amor.

El 24 de diciembre de 1990, apenas un años después de conocerse, se casaron en una boda secreta en las Montañas Rocosas en Colorado. Nicole tenía 23 años y Tom, cinco más. Se convirtieron en la pareja más poderosa de Hollywood. Al tiempo, el matrimonio adoptó a Isabella y luego a Connor.

Los desacuerdos llegarían cuando Tom decidió iniciarse en el culto de la Cienciología. Desde el comienzo Kidman no vio con buenos ojos su decisión. Pese a esto, se mostraban como una pareja consolidada y seguían atrayendo a todos.

Era 1996 y Nicole Kidman filmaba en el Reino Unido Retrato de una dama. Su marido decidió visitarla y de paso conocer a Stanley Kubrick. El director era considerado uno de los más influyentes del siglo XX. Cruise sabía que el director quería una pareja para su nuevo proyecto: Ojos bien cerrados, un thriller erótico que exploraba la infidelidad y que sugería que hasta la pareja más perfecta no podía escapar de ella. Cuando se ofreció a protagonizarla con su mujer, Kubrick no lo podía creer, su primera opción había sido Alec Baldwin y Kim Basinger, que por esa época también eran un matrimonio consolidado. Pero ante la propuesta de Cruise no dudó en aceptar, y los estudios, mucho menos. Cruise pensó que trabajar con Kubrick lo sacaría para siempre del rol de galán. Todos estaban encantados. No terminarían igual.

El rodaje de la película empezó en noviembre de 1996 y duró hasta junio de 1998. Se demoró tanto que al terminar logró un galardón tan insólito como único: la grabación ininterrumpida “más larga de la historia”, como figura en el libro Guinness de los Récords. Desde que se escuchó el primer “acción” hasta el último pasaron más de 15 meses, es decir, 46 semanas ininterrumpidas de rodaje.Tom y Nicole, habían firmado un contrato hasta que finalizara su trabajo, tuvieron que instalarse en Londres con sus hijos. La estadía se prolongó tanto que los chicos acabaron hablando con acento inglés.

Harvey Keitel también tuvo problemas con la “grabación larga duración” debió abandonar Ojos bien cerrados. Su lugar fue ocupado por Sidney Pollack.

En torno a los métodos y el trabajo de Kubrick existen varias leyendas urbanas que los protagonistas nunca confirmaron pero tampoco desmintieron. Una asegura que el director los obligó a visitar cabarets para que observasen el erotismo entre sórdido y atrayente de esos lugares. Otra cuenta que Kubrick les aconsejaba cómo debían reflejar la sexualidad y para eso le pidió ayuda a los encargados de las escenas eróticas. Una revista publicó que casi casi que les tuvieron que enseñar a Cruise y a Kidman cómo hacer el amor. Esto provocó una demanda de la pareja hacia el medio de comunicación.

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Lo que sí confirmaron, y hay testigos, es que el perfeccionismo de Kubrick llegó al extremo de ordenar repetir 95 veces -sí, leyó bien ¡95 veces!- una escena en la que Tom Cruise debía… cruzar una puerta. La escena de un minuto en la que el personaje de Kidman practica sexo con otro hombre en un affaire imaginario demandó ¡seis días!.

Otra medida extraña fue que, para que se compenetraran más con sus roles, les pidió que durmieran en la habitación de los personajes durante buena parte del rodaje.

Kubrick también les pidió a los protagonistas asistir con él a unas sesiones de psicoanálisis en las que la pareja confesó sus problemas reales. Las exigencias del director, la filmación interminable, provocó tal estrés en Cruise que terminó con úlceras estomacales, pero nunca se lo contó a Kubrick porque no quería preocuparlo o quizás que todo se alargara más.

Finalmente la película se estrenó. La expectativa era tal que la revista Time le dedicó la tapa y una nota de ocho páginas. Aunque duraba dos horas y 21 minutos, “Ojos bien cerrados” tenía todo para ser un éxito: sexo, presupuesto, director de prestigio y las dos mayores estrellas de ese momento. La película pasó sin pena ni gloria. No fue un completo fracaso pero tampoco un gran éxito. Se invirtieron 65 millones de dólares y recaudó 160.