Según el Instituto Geofísico del Perú (IGP), otros puntos que sufrirían estos sismos de gran tamaño serían Ancash, Ica, Arequipa, Moquegua y Tacna.
La capital es la zona del país donde se ha acumulado la mayor cantidad de energía sísmica. Solo se liberará con un sismo de magnitud superior a 8, informó el IGP.
El instituto compartió en sus redes el Mapa de Acoplamiento Sísmico, en el que se resaltan las áreas del país donde se está acumulando una deformación y donde la energía se liberará con sismos de gran magnitud.
Según el jefe del , Hernando Tavera, no solo la costa de Lima sufriría sismos de gran tamaño, sino que también están en riesgo Ancash, Ica, Arequipa, Moquegua y Tacna.
Explicó que el acoplamiento sísmico ocurre cuando las placas tectónicas no pueden desplazarse normalmente y forman protuberancias. Estas, con el tiempo, se liberan provocando movimientos telúricos de diferentes proporciones.
“Cuando las placas tectónicas tienen dificultades en su desplazamiento y empiezan a deformarse y retroceder, ocurre un acoplamiento y allí se forman protuberancias. Entonces, tiene que existir un mayor esfuerzo para vencer esas resistencias y es allí cuando se producirían los próximos sismos de magnitud”, dijo Tavera.
Según dijo, en el caso de Lima se pronostica un movimiento telúrico de magnitud 8.8 por el silencio sísmico desde el terremoto de 1746, cuando cerca del 10% de la población perdió la vida. En el caso de Ica y Arequipa, la magnitud del sismo estaría cercana a 8.
Añadió que los sismos tienen un ciclo y es de esperarse que las zonas afectadas por terremotos en el pasado se vean nuevamente perjudicadas por sismos de igual o mayor magnitud.
Ante ello, el titular del IGP declaró que están poniendo en marcha el proyecto de Sistema de Alerta Sísmica, que ayudaría a dará la señal de alerta a la población en caso de sismo.
“Estamos colocando 106 sensores a lo largo de la zona costera. Cuando ocurra el sismo, daremos una alerta inmediata a las zonas urbanas. Las ondas de comunicación viajan a velocidades mayores a 300 kilómetros por segundo y las ondas de los sismos viajan a 6 kilómetros por segundo. Esa diferencia de velocidad es la que utilizamos para alertar a la población. Esto nos da una ventaja de 10 segundos para que la gente se proteja”, concluyó Tavera.
