La mujer que intentó degollar a sus tres hijos bebés para mantener “la casa tranquila”

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La mujer que intentó degollar a sus tres hijos bebés para mantener “la casa tranquila”
La mujer que intentó degollar a sus tres hijos bebés para mantener “la casa tranquila”

Era una noche de invierno de 2015. Christina Booth se instaló para ver una película junto a su esposo Thomas en el sillón del living. Apagaron las luces y rozaban sus manos mientras comían pochoclo y abrían alguna lata de cerveza. La noche perfecta habrán pensado, mientras se les iluminaba la cara con el tono azulado de la TV. Varias veces tuvieron que frenar su plan para ir a consolar a sus hijos que lloraban en la habitación.

CORTÓ LA GARGANTA DE SUS TRES NIÑOS, UN BEBÉ DE DOS AÑOS Y UNOS MELLIZOS DE 6 MESES

Tenían un nene de 2 años y los mellizos de 6 meses. Entonces en forma alternada cuando uno gritaba, el resto lo seguía a coro. La mujer se ponía cada vez más nerviosa. Él intentaba calmarla y se sonreía cómodo entre los almohadones. Su plan de sábado a la noche se arruinaba a cada segundo que pasaba.

En un instante todo cambió para siempre. Apenas finalizado el film, cuando aún pasaban los títulos y no habían llegado a apagar la televisión, la mujer fue hasta la pieza de sus tres hijos y cortó sus gargantas en un intento de hacer que dejaran de llorar.

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Noche de terror

Christina no se inmutó, ni entró en pánico. Más tarde le dijo a la policía que su marido soldado se “molestaba” cuando los niños lloraban y que atacó a su hijo de dos años y a sus mellizos de seis meses para mantener la casa “tranquila”.

Pero que hay detrás de la mujer que intentó en apenas unos segundos hacer callar a sus tres hijos para siempre para evitar que su marido se enoje. Christina sufría de trastorno de estrés postraumático grave relacionado con eventos de su propia infancia.

Además, tras el nacimiento de sus mellizos trataba de superar la depresión posparto. Su marido lejos en las misiones de Oriente Medio y ella sola con todo el peso de la casa y los niños sobre sus hombros. Era demasiado para la mujer.

 

Cómo fue el ataque de Christina

La noche trágica fue la del 25 de enero del 2015. Hacía mucho frío en este suburbio de Washington y había nieve acumulada en las calles. La pareja se disponía a disfrutar de una noche de cine en casa. Tenían las cervezas y el pochoclo salado. Todo parecía perfecto. Thomas había regresado hace poco de su segunda misión en Afganistán. No solía hablar en su casa de lo que había vivido en el frente

Cuando ya la película había terminado, Christina intentaba dormir a su hijo mayor y los mellizos empezaron a llorar otra vez. Entonces, sin decir una palabra, la mujer bajó las escaleras, fue hasta la cocina que apenas se alumbraba con las luces del living y sacó un cuchillo del lavavajillas. Regresó con sus hijos y cortó el cuello de los gemelos, antes de girar el cuchillo hacia su hijo de dos años y cortarle también la garganta.

Mientras Christina atacaba a los niños, Thomas seguía en el sillón con su última cerveza. Recién se dio cuenta de lo que había pasado cuando la mujer apareció semidesnuda a los gritos y empapada de sangre. “¿Qué hiciste? No lo puedo creer”, le gritó Thomas mientras la mujer temblaba.

El hombre subió a la pieza de los chicos y encontró a los gemelos heridos y los trató con su botiquín médico, el mismo que había traído de sus misiones a Afganistán. Hasta ese momento no se había dado cuenta de que el mayor también había sido atacado. “Llama al 911, Christina. Se mueren los niños”, le ordenó a su esposa.

“Mis bebés no se calman”, le dijo la mujer al operador del 911, sin mencionar que les había cortado la garganta a los tres. Las manos le temblaban y casi no podía articular las palabras. “Los amamanté, les di leche de fórmula y no paran de llorar”, mintió la mujer al teléfono.

Entonces Thomas le arrebató el aparato y le suplicó al operador que enviara una ambulancia. Les explicó que los gemelos estaban sangrando por el cuello y que no sabía qué les había pasado, mientras Christina gritaba de fondo que no quería que murieran.

Los médicos llegaron muy rápido y llevaron a los niños al hospital. Entre los primeros auxilios de Thomas y el trabajo en la guardia del hospital, llegaron a tiempo para parar las hemorragias y cerrar las heridas antes de que los tres niños se desangren.

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La confesión de Christina

Tras quedar detenida, Christina le dijo a la policía que estaba pasando por un “momento realmente difícil” como madre. Dijo que había llegado a su “punto de ruptura” cuando los gemelos comenzaron a llorar y explicó que “sabía que si mataba a todos los niños, la casa estaría tranquila para Thomas”.

“Durante la entrevista, la mujer rompió a llorar varias veces, gritó que Thomas nunca ayudaba con los niños y vomitó culpa de los nervios”, dice la descripción del fiscal que investigaba el caso, según los detalles de la causa que se filtraron en la prensa de Estados Unidos.

Ante la policía, Thomas sostuvo que Christina había estado “muy estresada” con la crianza de los niños y que tomaba medicamentos para la depresión posparto. También notó que la mezcla de las medicinas con el alcohol no le había hecho bien. “Balbuceaba en vez de hablar y le costó levantarse para ir a ver a los chicos”, describió el militar.

Esa noche, los vecinos espiaron detrás de las cortinas de sus casas. Las habitaciones se iluminaban por las sirenas de los patrulleros y de las ambulancias. Pero no se animaron a salir a la calle. A la mañana siguiente la noticia corrió por todo el barrio. Christina había intentado matar a sus tres hijos.

Pero a Karla Petersen, la madre adoptiva de Christina, le parecía claro lo que había sucedido. Más tarde, declaró en el juicio y sostuvo que Booth había sufrido una recaída del trastorno de estrés postraumático después del nacimiento de sus gemelos. La mujer sostuvo que su hija “actuó por desesperación esa noche. Se convirtió de nuevo en esa niña asustada que había rescatado”.

Christina fue acusada de tres cargos de intento de asesinato contra sus hijos. Para evitar el juicio, la mujer se declaró culpable de cargos menores y fue sentenciada a 14 años y 6 meses de prisión.

“Me odio mucho”, dijo Booth durante una audiencia en la corte en diciembre de 2016. Calificó la noche en que atacó a sus hijas como la peor de su vida y agregó. “Estoy disgustada conmigo misma. Nunca me lo voy a perdonar”, sostuvo en los Tribunales.

Durante la misma audiencia, Thomas testificó en defensa del carácter de su esposa. La calificó como una mujer “amable, dulce y amorosa” e insistió en que nunca antes había sido violenta. Le dijo al tribunal que sus hijos, que ahora vivían bajo su custodia total, estaban en buenas condiciones y que apoyaría a su esposa hasta que cumpla su condena.