Qué es el petróleo sintético y en cómo ayudaría a combatir el cambio climático

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combustible sintético
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En noviembre de 2021 una avioneta despegó de un pequeño aeropuerto en el sur de Inglaterra e hizo historia. Su corto trayecto, al mando de un piloto de la Real Fuerza Aérea británica, estableció un nuevo récord Guinness: fue el primer vuelo del mundo realizado únicamente con combustible sintético.

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EL INTERÉS EN LOS CARBURANTES SINTÉTICOS CRECE EN MOMENTOS EN QUE SE BUSCA REDUCIR EL DAÑO AL PLANETA

El carburante era de la compañía británica Zero Petroleum, una de las numerosas empresas que están apostando al desarrollo de los combustibles sintéticos, también conocidos como eCombustibles. Las iniciativas de estas empresas se encuentran en distintos sitios del mundo, desde Bilbao, el España, al desierto de Nevada en EE.UU. y el sur de Chile.

El interés en los carburantes sintéticos crece en momentos en que buscar alternativas a los combustibles tradicionales es más urgente que nunca. Para que el planeta no supere 1,5 °C de calentamiento respecto a la era preindustrial, es necesario que las emisiones de CO2 o dióxido de carbono liberado por la quema de combustibles fósiles se reduzcan en un 45% para el año 2030, según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas, IPCC.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió en repetidos mensajes este año que “estamos en la vía acelerada hacia un desastre climático”. Pero Guterres también señaló que la transición a energías renovables “ofrecerá esperanza a millones de personas” afectadas por el cambio climático. ¿Pueden los combustibles sintéticos ser parte de esa solución?

 

¿Qué son los combustibles sintéticos?

Químicamente, los combustibles sintéticos y los de origen fósil son iguales. Ambos tipos de combustibles son hidrocarburos.

“Un hidrocarburo es una molécula que está formada por hidrógeno y por carbono”, señaló Carlos Calvo Ambel, experto en transporte y energía de la ONG con sede en Bruselas “Transport and Environment” (Transporte y Medio Ambiente).

“Normalmente lo que se hace es extraer el petróleo de la tierra, refinarlo y generar distintos productos como gasolina, diésel, queroseno”.

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En el caso del combustible sintético, en cambio, el hidrógeno y el carbono necesarios provienen de otras fuentes. El hidrógeno se obtiene, por ejemplo, separando en una molécula de agua sus componentes, hidrógeno y oxígeno, mediante un proceso que utiliza electricidad y se llama electrólisis del agua.

“Rompes esa molécula de agua en hidrógeno y en oxígeno y te quedas con el hidrógeno”, señaló Calvo Ambel. Por otro lado se requiere carbono, que puede obtenerse de distintas fuentes. “Lo puedes coger de una chimenea de una fábrica que está echando CO2 o lo puedes capturar directamente del aire”, agregó.

“Y ese CO2 lo rompes nuevamente en carbono y en oxígeno y te quedas con el carbono”.

Posteriormente, en otro proceso industrial adicional es posible unir el hidrógeno y el carbono sintetizando una cadena de hidrocarburo. “Entonces de manera artificial, generas una molécula que es exactamente igual que la del diésel, gasolina o queroseno tradicional”.

 

¿Cuán verdes son los combustibles sintéticos?

Para que los combustibles sintéticos sean sostenibles, “la clave es que todo el proceso se haga con electricidad renovable”, afirma Calvo Ambel. “Si no se usa electricidad renovable ahí el proceso no es limpio”.

Al igual que en el caso de los combustibles tradicionales, cuando los combustibles sintéticos son quemados liberan a la atmósfera CO2, uno de los principales gases de invernadero causante del cambio climático.

Por ese motivo, para que realmente pueda hablarse de un proceso sostenible el carbono debe provenir de CO2 capturado del aire, señala Calvo Ambel. “Si has capturado el CO2 del aire, como lo capturas de la atmósfera y al quemar el combustible sintético lo vuelves a echar a la atmósfera, el valor es neutro, no hay contaminación adicional”.

 

¿Cuán extendida es su producción actual?

La cantidad de combustible sintético producida actualmente “es diminuta”, según Calvo Ambel, pero ese proceso podría acelerarse. Además de Zero Petroleum, la lista de empresas que trabajan en el desarrollo de combustibles sintéticos incluye, por ejemplo, a Fulcrum BioEnergy, una empresa estadounidense que está construyendo una refinería en el estado de Nevada.

En este caso el carbono no provendrá de la captura de CO2 del aire, sino del metano producido por la descomposición de residuos municipales. En Chile se encuentra HIF Global (Highly Innovative Fuels o Combustibles Altamente Innovadores), una empresa de origen chileno con proyectos en Chile, Estados Unidos y Australia.

Por otra parte, Repsol, la multinacional energética y petroquímica con sede en España, “en mayo de este año comenzó a construir en el puerto de Bilbao una de las plantas de combustibles sintéticos más grandes del mundo”

 

¿Son los combustibles sintéticos una solución viable para automóviles?

James Dyke, experto en cambio climático de la Universidad de Exeter en Inglaterra, cree que no se justifica recurrir a los combustibles sintéticos en el caso de los automóviles.

“Actualmente estamos viendo un crecimiento exponencial en autos eléctricos y un fuerte incremento en toda la infraestructura de recarga asociada. También hay un potencial rol para hidrógeno como combustible en el transporte por carretera”, señaló Dyke.

Para Calvo Ambel, desarrollar combustibles sintéticos para coches no tiene sentido alguno. “Esa cantidad de electricidad puedes usarla para mover un coche eléctrico directamente y ahí no hay pérdidas por ningún sitio. O puedes usar esa electricidad para capturar el CO2, producir el hidrógeno, hacer la síntesis y luego quemarlo en un motor que es superineficiente, porque en un motor diésel o de gasolina casi toda la energía se pierde en forma de calor”.

El Parlamento Europeo votó este mes a favor de prohibir la venta de autos nuevos con motores de combustión, es decir, a gasolina y diésel tradicional, a partir de 2035. Algunos críticos acusan a empresas petroleras de prometer e impulsar el uso de combustibles sintéticos en autos con el fin de retrasar la transición a vehículos eléctricos, manteniendo así el mayor tiempo posible la venta de coches tradicionales y el consumo de sus productos.